(contiene spoilers)
Buen episodio de Bones, aunque no demasiado destacable, centrado exclusivamente en el caso de la semana, y que nos ha permitido ver que Booth es una enciclopedia de Hockey andante y que tanto él como Brennan tienen un cierto sindrome de Diógenes en cuanto su incapacidad para tirar cosas.
El caso de la semana se centra en el asesinato de un jugador de hockey profesional bastante conocido, cuyo cadáver es encontrado en un río flotando y sin cabeza (aunque ésta no fuera la causa de la muerte sino que la decapitación fue posterior debido a un par de chicos, un tanto pánfilos, que se encontraron el cádaver en el río y que, al ir a arrancar el motor de su lancha para ir a avisar a las autoridades, le arrancaron la cabeza, algo que hizo que finalmente no avisaran, aunque si tuvieron tiempo de subir el video a youtube).
La identificación del cadáver resulta francamente complicada debido tanto a la desfiguración que sufre el cuerpo al estar tiempo sumergido en el agua como a la ausencia de la cabeza. Sin embargo Booth, al escuchar las lesiones que Brennan y el equipo van encontrando en el cadáver, se da cuenta de que coinciden con las sufridas por un jugador de hockey, muy conocido, del que era seguidor.
Identificada la víctima, Booth y Aubrey van a hablar con la dueña del equipo (que lo había heredado de su marido y que estaba haciendo todo lo posible por desmantelarlo para cambiarlo de ciudad), con el entrenador y con alguno de sus compañeros, uno de los cuales iba a ser despedido por culpa de la víctima y eso le hacía convertirse automáticamente en el sospechoso número uno de la investigación.
Sin embargo después de ser entrevistado por Aubrey y viendo que el hombre no parecía tener la mente más despierta de la historia, en principio deciden descartarlo como sospechoso y centrarse en otros, como por ejemplo una mujer que primero piensan que se trata de una groupie del equipo, ya que la ven en muchas fotografías junto a distintos jugadores del equipo en diversos eventos sociales, pero de la que después descubren que en realidad se trata de una traficante de drogas con la que la víctima había sido vista discutiendo la noche antes de su muerte.
Por cierto, la chica está embarazada, algo que terminará resultando muy importante en la resolución final del caso.
Cuando van a hablar con ella, Booth y Aubrey concluyen que la víctima (capitán del equipo y miembro del sindicato de jugadores) había descubierto que se dedicaba a traficar con drogas y pretendía denunciarla, lo que haría que terminara en la cárcel. Esto sería motivo suficiente para que la mujer le matara. Sin embargo, ella lo niega, aunque enseguida que se ve acorralada pide un abogado, algo que no la hace parecer especialmente inocente.
Pero finalmente, y a pesar de las apariencias, la chica estaba diciendo la verdad, ya que no había sido ella la que había matado a la víctima sino su novio y padre del hijo que estaba esperando, el jugador de pocas luces que habían descartado como sospechoso al inicio del episodio. Y lo había hecho para que la víctima no denunciara a su novia y su hijo creciera con su madre en la cárcel.
El equipo consigue descubrirle gracias, una vez más, a los conocimientos de Booth sobre hockey, ya que la víctima había sido asesinada con un palo de hockey y, como les dice Booth, todo jugador de hockey que se precie tiene el suyo propio.
Durante la investigación, Booth se reencontrará con un antiguo rival en las finales de hockey entre institutos, que además había sido el portero del equipo al que Booth le había metido el penalty que les había dado la victoria en una de estas finales.
El hombre parece bastante convencido, a pesar de los años transcurridos, de que el lanzamiento del penalty no había sido legal y le pide insistentemente, a lo largo de todo el episodio, a Booth una reedición del lanzamiento, algo a lo que éste accederá después de ver de que la vida no había tratado a este hombre demasiado bien. De hecho, Booth fallará el penalty a posta para que el hombre se pueda quedar con un buen sabor de boca y tener una anécdota positiva que contarle a la gente.
Por otro lado, Hodgins y Wells se pasan picados todo el episodio debido a una partida de videojuegos que Wells ha ganado, según Hodgins con trampas. Es por esto que comienzan a competir para ver quién de los dos encuentran antes la cabeza de la víctima, competición que incluye drones muy molones y a uno de ellos, en concreto el de Hodgins, paseándose con la cabeza por medio Washington a la vista de todo el que estuviera cerca (algo por lo que Booth y Aubrey le echan una buena bronca).
En otro orden de cosas, Brennan ha decidido hacer limpieza en casa para hacer sito a las, cada vez más numerosas, cosas de Hank y Christine. Sin embargo, Booth se negará en redondo a tirar su famoso cinturón "cocky" y sus calcetines y reta a Brennan a que ella se deshaga de la multitud de libros que tiene.
Finalmente, llegarán a una especie de compromiso y Brennan hará el esfuerzo de renunciar a tres de sus preciados libros.
El episodio no ha estado mal. No es que haya sido nada del otro mundo pero la investigación del caso ha estado bien llevada, la pelea de drones de Hodgins y Wells ha resultado graciosa (a pesar de que Wells sigue siendo uno de los becarios más cargantes que hay. De hecho, en las últimas temporadas el nivel de los becarios ha bajado alarmantemente) y la discusión entre Brennan y Booth sobre que cosas tirar para hacer espacio en la casa me ha parecido muy realista, ya que es algo que pasa muy a menudo en la vida real.
Me ha gustado volver a ver el mítico cinturón "cocky" y también que Booth se haya dejado perder a propósito para que el pobre hombre tuviera una acción heroica que contarle a sus amigos.
Por cierto, muy fan del humor negro (aunque involuntario) de Brennan al pedirle a Angela que le diera a "Me gusta" al video de youtube de los dos pánfilos decapitando al cadáver. Hay que reconocer que de vez en cuando Brennan tiene sus momentazos.
LO MEJOR: el desarrollo de la investigación
LO PEOR: Lo cargante que es Wells
PUNTUACIÓN: 8/10
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