(contiene spoilers)
Cuenta la leyenda que la vida es eso que pasa mientras ves un capítulo de "Fear the Walking Dead" porque, si en la serie original los episodios son lentos, en ésta directamente el asunto se les ha ido de las manos. Madre mía qué sopor de episodio.
El episodio empieza con Maddie echándole una buena bronca a su hijo Nick por haberse metido en un barco hundido y lleno de zombis nadadores. Nick pasa bastante de ella, las cosas como son, pero más adelante veremos que la excursión de Nick ha servido para algo. Gracias al diario que ha traído del barco, nuestros protagonistas que San Diego (el lugar al que se dirigen) ya no existe porque el ejército se ha venido arriba y lo ha quemado enterito (eso son medidas drásticas y lo demás son tonterías).
Lógicamente esto les dejará bastante abatidos y sin saber qué hacer hasta que durante la noche, avistan una luz en la costa.
Maddie y Travis quieren ir a investigar qué hay allí, algo que a Strand no le hace ninguna gracia, pero Maddie se pone cabezona y Strand terminará cediendo, por lo que finalmente atracarán en el lugar y Maddie y Travis bajarán a tierra.
Allí se encontrarán con una familia compuesta por un matrimonio y sus tres hijos (dos más pequeños, niño y niña y uno adolescente) que viven en ese lugar recóndito de la costa aislados del mundo (y de los zombis, a los que dejan fuera del recinto en el que viven gracias a una valla).
El hombre asegura que él no encendió la luz que hizo que Maddie y Travis descubrieran que estaban allí. De hecho, afirma que siempre ha sido muy cuidadoso a ese respecto porque no quería que nadie supiera que estaban allí.
Maddie y Travis no se quedan muy convencidos (creen que el hombre encendió la luz aposta, por mucho que él diga) para que les encontraran, aunque más adelante nos enteraremos que decía la verdad y que había sido su mujer, harta de estar en la isla y con un tumor en la cabeza, la que lo había hecho porque quería algo mejor para sus hijos que vivir aislados en el medio de la nada.
Por cierto, que el hombre les dice que ha estado escuchando la radio y además de San Diego, hay un gran número de ciudades costeras y del interior que también ha sido destruídas. Vamos, que los tripulantes del barco lo tienen chungo para encontrar un puerto en el que desembarcar.
Además Nick, durante una expedición en busca de algo con lo que colocarse (agradecemos que en este episodio los guionistas se hayan acordado de los problemas de adicción de Nick) ha descubierto unas pastillas con las que se puede matar a una persona (y como les dice Nick a Maddie y Travis cuando le cuestionan cómo sabe eso, él entiende de medicamentos. Minipunto para yonki Nick).
Total, que esto hace que Maddie y Travis decidan, con la ayuda de la madre de los chicos, que se van a llevar a estos al barco con ellos porque todo el asunto tiene pinta de que va a terminar muy mal (voto porque el padre pensababa envenenar a toda su familia llegado el momento).
Sin embargo, no les dará tiempo a hacer nada porque, cuando el hombre descubre que se quieren llevar a sus hijos, ocurre una desgracia. La niña se ha tomado las pastillas venenosas por error y ha muerto, convirtiéndose en zombi y matando a su madre en el proceso.
Viendo el panorama, Maddie y Nick huyen con el otro niño al barco, pero cuando llegan allí se presenta el hijo adolescente con una escopeta para llevarse a su hermano de vuelta.
La última imagen que tienen Maddie y compañía de esta familia es la del hijo mayor disparando a su madre que también se ha convertido en zombi. Definitivamente nuestros protagonistas se empiezan a parecer a Rick y compañía, son como Atila, por donde pasan no crece la hierba.
Si es que, visto lo visto, deberían hacer siempre caso a Strand y dejarse de tonterías porque parece que es el único que tiene las cosas claras en este grupo.
El episodio me ha parecido interesante, pero se me ha hecho largo, larguísimo. A ver, las partes de Maddie y Travis con la familia han estado bien y también han molado las escenas de Nick porque básicamente Nick y Strand son los únicos que molan de este grupo, pero el resto de tramas (Chris en modo emo, Alicia deambulando) me han sobrado mucho, mucho.
Me ha gustado el detalle de Nick rebuscando en la casa de la familia para ver si encontraba drogas porque encaja totalmente con su perfil como personaje. Además, las tonterías que hace Nick, como meterse en un barco lleno de zombis nadadores, tienen sentido porque, debido a sus adicciones, cuadra que haga tonterías.
Que Chris y Alicia las hagan queda mal pero al menos es achacable a que son adolescentes en la edad del pavo. Que el resto las haga es directamente para dárselos a comer a los zombis nadadores (que cada vez me molan más).
Maddie cada vez es más insufrible. Rick en modo estupendo es un alma cándida al lado de esta mujer. Por favor, qué cansina que es.
Ha sido una pena lo mal que ha acabado esa familia porque a la mujer se le ocurrió encender la luz y Maddie y compañía les vieron. Aunque, como disculpa para nuestros protas, diré que es cierto que con las pastillas venenosas en la casa había una alta probabilidad de que alguno de los niños se las tomaran por error en cualquier momento, como así ha pasado.
El final ha sido muy, muy triste, con el hijo mayor teniendo que disparar a su madre convertida en zombi.
Por cierto, el detalle de que un montón de ciudades, tanto costeras como de interior, han sido destruídas me ha resultado muy interesante. Veremos a ver qué hacen ahora nuestros protagonistas sin saber exactamente a donde ir.
LO MEJOR: La trama de la familia aislada, la intriga de las ciudades destruidas
LO PEOR: Lo repelente que es Maddie y lo estúpidamente que se comportan el ochenta por ciento de los personajes de esta serie.
PUNTUACIÓN: 7/10
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