lunes, 7 de noviembre de 2016

ELEMENTARY 5X02 WORTH SEVERAL CITIES



(contiene spoilers)

Buen episodio de "Elementary", con un caso de la semana interesante pero que ha terminado enredándose como de costumbre en esta serie. Muy fan de ver a Espósito de Castle como traficante tatuado y chungo y a Ron Rifkin, "aka Sloane de Alias", haciendo de empresario siniestro y maquiavélico (vamos, como de costumbre).

El caso de la semana empieza con el secuestro de Sherlock por parte de un narcotraficante (Espo, ¿por qué se te ha ido la mano con los tatuajes?) que quiere que Sherlock le consiga el nombre del que ha matado a cinco de sus hombres. Resulta que el jefe de estos se encarga de introducir mercancía de otros países para él y su asesinato le ha fastidiado bien los negocios.

Sherlock acepta (a ver, tampoco hay que ser muy listo para hacerlo porque tenía toda la pinta de que si se negaba, el Espo tatuado le iba a pegar un par de tiros y quedarse tan agusto) pero no quiere dinero sino que le pide a cambio al traficante que le de el nombre de la persona que está introduciendo en la ciudad heroína adulterada (algo que ha provocado la muerte de una mujer de su grupo de alcohólicos anónimos).

Una vez hecho el trato, Sherlock acude a Gregson y Bell y todos se ponen a investigar el caso (esto de que Gregson y Bell se queden tan tranquilos sabiendo que Sherlock está haciendo tratos con narcotraficantes no lo termino de ver, la verdad).

Eso si, para variar el caso empieza a complicarse ya que a lo largo de la investigación se descubre que a los minions del narcotraficante tatuado les habían matado porque habían robado una caja de un barco que venía de Corea del Norte y en la que había una reliquia china antiquísima y valiosísima: un sello imperial chino de jade verde.

Además mientras investigan, Sherlock y Joan reciben ofertas muy, muy importantes tanto del gobierno Chino como del de Taiwan para que les consigan la reliquia.

En paralelo, el narcotraficante tatuado se pone en contacto con Sherlock para informarle de que ha localizado al traficante que buscaba. Bueno, quien dice localizado dice que le ha encontrado, matado y tirado a un contenedor, algo que también piensa hacer con Sherlock en caso de que no le diga quién mató a sus hombres.

Finalmente, Sherlock averigua que la persona que estaba detrás de los asesinatos era un importante empresario (aka el mítico Sloane), que en teoría era el verdadero propietario del sello ya que lo había comprado en una subasta y que pensaba utilizarlo para conseguir un importante contrato con el gobierno chino.

Sin embargo, que Sherlock, Joan y la policía empezaran a investigar el caso había variado sus planes y como era demasiado arriesgado que encontraran el sello en su poder, había mandado a su equipo de seguridad a casa de un coleccionista privado que también quería hacerse con el sello para matarle y dejar el sello allí para evitar ser relacionado con el asunto.

En un principio el empresario intenta escurrir el bulto pero en cuanto Sherlock le dice que como no se entregue tendrá que decirle al narcotraficante que él es quien está detrás de la muerte de sus hombres y seguro que el narcotraficante no le va a dar un juicio justo, el hombre termina confesando a la policía y siendo detenido por ello.

En otro orden de cosas Shinwell, el antiguo paciente de Joan al que hemos visto que ella ha decidido ayudar a poner en orden su vida después de salir de la cárcel, después de que Joan le consiga un piso para vivir le pide que busque a su hija, a la que perdió la pista cuando murió su madre mientras él estaba en la cárcel y que ahora está viviendo con un familiar.

Joan acepta ayudar a Shinwell una vez más, pero se encuentra con que la persona que cuida a la hija de éste no quiere que tenga relación con la niña debido a su pasado.

Esto lógicamente pone en una situación muy difícil a Joan, que no sabe cómo contárselo a Shinwell, aunque finalmente éste la ayudará a salir del problema cuando quede con ella en un parque parque para informarle que él ha encontrado a su hija por su cuenta, que es una de las niñas que juegan al fútbol en una cancha cercana, que por lo visto es una niña diez y que él ha decidido no ponerse en contacto con ella hasta merecérselo.

El episodio me ha gustado bastante más que el anterior, a pesar de que las vueltas que ha dado hasta dar con el asesino, los motivos y lo que estaban buscando.

Me ha hecho mucha gracia ver a Jon Huertas (nuestro Espo) como narcotraficante ultratatuado (de hecho, me ha costado reconocerlo a pesar de que la voz me sonaba mucho) y siempre es genial ver a Ron Rifkin haciendo de empresario poderoso, siniestro y maquiavélico (aunque quizá el que fuera él quien interpretaba a ese personaje era un poco un spoiler porque estaba bastante claro que el asesino o por lo menos el que había mandado matar a los hombres del narcotraficante era el).

Eso si, no he terminado de entender que Gregson y Bell se prestaran tan fácilmente a ayudar a Sherlock cuando éste les contó que su cliente era un narcotraficante, por mucho que fuera su trabajo atrapar a quien asesinó a los cinco hombres del narcotraficante.

Por otro lado, también me ha gustado más la subtrama de Joan ayudando a su antiguo paciente que en el episodio anterior. Espero que al final el hombre de verdad encuentre su sitio y no termine volviendo a delinquir porque Joan se lo va a tomar fatal si esto pasa.

Por cierto, la tortuga de Sherlock y Joan sigue siendo la monez.

LO MEJOR: Buen caso de la semana, ver a Jon Huertas y Ron Rifkin, la trama personal de Joan ha mejorado mucho con respecto a la semana anterior

LO PEOR: Que el culpable de los asesinatos estaba bastante claro desde que ha aparecido (algo raro en esta serie)

PUNTUACIÓN: 9/10

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