domingo, 17 de julio de 2016

BONES 11X21 THE JEWEL IN THE CROWN



(contiene spoilers)

Buen episodio de "Bones" esta semana, con un caso muy entretenido de ver (como a Aubrey, las películas de ladrones y robos me encantan) y con un avance importante en lo que le puede deparar a Hodgins lo que resta de temporada.

Además, hemos vuelto a tener a Daisy como becaria de la semana después de bastante tiempo, algo de lo que me he alegrado porque últimamente ella, Wendell y Clark son los únicos becarios que me resultan interesantes de ver.

El caso de la semana se centra en el asesinato de una marquesa francesa, cuyo marido y ella son los principales sospechosos de unos robos acaecidos en Francia o por lo menos eso es lo que cree el inspector Rousseau, que ha llegado desde Francia persiguiéndoles y al que sus superiores han suspendido provisionalmente debido a su obsesión con el caso, obsesión que había aumentado al aparecer una mujer estrangulada en uno de los robos (aunque de eso nos enteraremos más adelante).

En el cadáver de la marquesa había aparecido un diamante perteneciente a una daga, reproducción de una daga milenaria, que iba a ser expuesta en una exposición durante esos días y que había sido robada tres días antes.

A lo largo de la investigación se descubrirá que el marqués estaba arruinado. Sin embargo, seguía manteniendo su lujoso tren de vida, lo que hace al equipo empezar a dar crédito a las sospechas de Rousseau. Más si cabe cuando Rousseau consigue situar a los marqueses en todos los lugares en los que se produjeron los robos.

Pero el marqués niega tales acusaciones, incluso cuando Aubrey (que está encantadísimo de la vida con el caso porque siempre quiso atrapar a un ladrón como en la película de Cary Grant) entra en su casa al darse cuenta de que alguien que se ha colado allí y le ve enfrascado en una discusión con Rousseau (que era el intruso en cuestión) ya que Rousseau había descubierto la daga robada debajo de un colchón.

Durante el interrogatorio, el marqués les contará a Aubrey y Booth que para mantener su estilo de vida, le había encargado a su ayudante (una chica joven a la que en principio el equipo toma por su amante) que fuera vendiendo todas sus posesiones para poder mantener su nivel de vida. Además, aquí nos enteraremos también de que el marqués sospechaba que su mujer tenía un amante.

Finalmente, el asesino de la marquesa resulta ser su amante (además de su cómplice), que no era otro que el chico que había montado la daga, con el que había orquestado su robo en la joyería (después de pagar a la dependienta de la misma) y que la había matado al darse cuenta de que la marquesa no le quería y que estaba llevando a cabo los robos para poder recuperar las cosas que su marido iba vendiendo para mantener su nivel de vida.

La clave del caso estará en que tanto a la marquesa como a la víctima francesa las habían estrangulado de la misma forma. Sin embargo, a la marquesa la habían estrangulado desde atrás, señal de que el asesino no quería mirar a la cara de su víctima mientras la mataba.

En otro orden de cosas, Booth cada vez ve peor y después de que Brennan le insista mucho, y sólo para poder decirle a su mujer que se equivocaba, decide ir al médico para que le revise la vista. El resultado es que Booth termina con gafas, algo que a él no le hace ninguna gracia porque le hace parecer un "squint" pero que a Brennan le resulta tremendamente sexy.

Por otro lado, Hodgins se pasa todo el episodio convencido de que se están produciendo mini terremotos en la zona, ya que hay cosas que se mueven cada vez que él pasa cerca. Sin embargo, él es el único que los siente y Daisy (que desde la muerte de Sweets ha abrazado su lado más espiritual) le comenta que quizá se trate de fantasmas que se están intentando comunicar con él.

Lógicamente Hodgins no le prestará mucha atención a las teorías sobrenaturales de Daisy. Sin embargo, ésta se empeña en llegar al fondo del asunto y lo que terminará descubriendo será una sorpresa aún mayor que la posibilidad de que haya fantasmas queriendo comunicarse con Hodgins.

Resulta que Hodgins, desde que su fisioterapeuta está haciéndole esforzarse mucho, ha empezado a realizar movimientos involuntarios, que no siente y de los que no se da cuenta, siendo él el responsable de los movimientos de cosas que ocurrían alrededor suyo. Esto significa que Hodgins está en el camino correcto para volver a caminar.

El episodio me ha gustado mucho, quizá porque, como Aubrey, me encantan las películas de robos y ladrones. Por cierto, que este detalle me ha parecido encantador.

El caso de la semana ha estado bastante bien elaborado y me ha tenido preguntándome quién podría ser el asesino hasta el final (cosa que no siempre ocurre en esta serie). De hecho, nos han presentado tantos sospechosos posibles y con motivo aparente, que era imposible quedarse con uno en concreto.

Vamos, que hasta el final estaba convencida de que Rousseau iba a terminar resultando ser el cómplice (y asesino) de la marquesa.

La trama de Hodgins y Daisy me ha gustado mucho. En un principio me ha parecido muy curiosa con todo el tema de los fantasmas (y siempre se agradecen las menciones a Sweets) y al final ha terminado resultando ser muy emotiva, con Daisy averiguando que Hodgins está empezando a mover las piernas y que va a poder volver a caminar.

La verdad es que no se si porque los nuevos becarios son una mezcla de insoportables y/o aburridos o por qué, pero últimamente Daisy me gusta mucho cada vez que aparece en la serie y nunca fue de mis becarios favoritos.

Por otro lado, la trama de Booth y las gafas ha tenido bastante gracia. Su horror al darse cuenta de que con las gafas se parecía a los becarios y su cambio de opinión cuando Brennan le ha comentado que le parecía que estaba sexy con ellas puestas.

LO MEJOR: Buen caso de la semana, la trama de Hodgins y Daisy ha terminado resultando ser muy emotiva

LO PEOR: Lo poco que ha salido Angela

PUNTUACIÓN: 9/10

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