lunes, 8 de febrero de 2016

ELEMENTARY 4X11 DOWN WHERE THE DEAD DELIGHT


(contiene spoilers)

Buen episodio de "Elementary" con un caso de la semana bastante interesante y con una trama secundaria que promete y que tiene pinta de que va a plantear dilemas morales a nuestros protagonistas, principalmente a Joan.

El caso de la semana empieza con una explosión en la morgue que mata a una técnico de ambulancias amiga del forense que normalmente trabaja con Sherlock y Joan en sus casos.

Alguien había puesto una bomba en el cuerpo de un mendigo que habían encontrado muerto posiblemente con la intención de hacer desaparecer pruebas de otros casos que también se encontraban en la morgue.

Lo que en un principio parecía relacionado con un intento de un grupo mafioso por ocultar pruebas termina resultando ser un caso mucho más complicado ya que en realidad el objetivo de la bomba era una chica no identificada que también se encontraba en la morgue.

La chica resulta ser una patinadora profesional y traficante ocasional de drogas en su tiempo libre, que tenía una relación complicada con su novio, principal sospechoso del asesinato.

Sin embargo, una vez que se demuestra que el novio tiene coartada tanto para el asesinato de su novia como el del mendigo, el caso dará un giro radical y se centrará en la posibilidad de que uno de los compradores habituales de la víctima, bastante obsesionado con ella (hasta el punto de instalar una cámara oculta en su casa), en tratamiento por un problema psicológico y con acceso a explosivos sea el asesino.

Pero, al igual que ocurre con el novio de la víctima, este chico también tiene coartada, lo que hace que el equipo se encuentre a mitad del episodio sin ningún sospechoso viable.

El enigma por supuesto lo resolverá Sherlock, al encontrar una caja en la que el chico con problemas psicológicos había guardado todo tipo de fotos y manuscritos amenazantes para la víctima.

Sherlock descubre que el muchacho había cambiado de sitio la caja porque alguien de su entorno la había descubierto. Por ello, al volver a analizar la caja, la policía encuentra una huella dactilar perteneciente al padre de la víctima, también con acceso a explosivos y que había matado a la chica para evitar que su hijo fuera el que la matara y que en el proceso había matado a otras dos personas para ocultar su crimen inicial.

En otro orden de cosas la detective Cortés se presenta en comisaría para solicitar la ayuda de Joan para localizar a un sospechoso, algo muy raro teniendo en cuenta que la última vez que la vimos se estaba literalmente dando de tortas con Joan.

Joan en principio no tiene muy claro que vaya a ayudarla pero cuando decide hacerlo, Sherlock le advierte que puede tratarse de una trampa, algo que parece confirmarse cuando el sospechoso al que Joan más o menos había localizado para Cortés aparece en el hospital tras haber recibido una paliza de una mujer de cabello negro. Eso si, Sherlock asegura a Joan que tiene coartada gracias a las cámaras que tiene instaladas en la casa.

Joan va a ver a Cortés para recriminarle que le haya tendido una trampa pero se encuentra con que no ha sido eso exactamente lo que ha pasado. Realmente Cortés quería que Joan le ayudara a localizar al sospechoso, miembro de una banda y que había dado un paliza a una adolescente causándole daños cerebrales irreversibles por haber osado a desafiarle en un juego de baloncesto callejero.

Como nadie había querido denunciar al sospechoso por el asunto de la paliza por miedo a que pudiera pasarles lo mismo que a la chica, Cortés había decidido tomarse la justicia por su mano, y no parecía que esta hubiera sido la primera vez que lo había hecho.

De hecho, Cortés quiere reclutar a Sherlock y Joan para que le ayuden en sus actividades de vigilante, algo a lo que Joan por supuesto se niega.

El episodio me ha gustado bastante porque aunque el caso de la semana ha sido rebuscado de narices, como los personajes que en él intervenían han estado bien definidos desde el principio, no me he dispersado tanto como otras semanas. Me ha sorprendido que el asesino fuera el padre porque realmente era el hijo el que tenía todas las papeletas, pero cuando han explicado los motivos, ha resultado bastante coherentes y no sacado de la manga como otras semanas.

Por cierto, me ha encantado ver a Sherlock y a Bell por un lado y a Joan y a Gregson por otro trabajando tanto tiempo juntos durante el episodio. Esta semana los guionistas han utilizado bien a los secundarios, a los que normalmente tienen bastante desaprovechados.

También me ha gustado mucho la trama de Cortés y Joan y al igual que Sherlock tenía la impresión de que Cortés quería tenderle una trampa a Joan. Lo de las actividades extra laborales de Cortés como vigilante me ha pillado bastante por sorpresa, aunque menos que el hecho de que quisiera reclutar a Joan y Sherlock para ellas, aunque dada su explicación de que Sherlock ha demostrado ser partidario de ellas, tampoco resultaba tan ilógico.

En fin, veremos cómo avanza la trama de Cortés porque al igual que el asunto de Morland, tiene pinta de que nos puede dar bastantes buenos momentos.

LO MEJOR: Que no se ha visto venir para nada ni el asesino ni el tema de Cortés actuando como vigilante

LO PEOR: Que Sherlock y Joan han pasado bastante tiempo separados en el episodio

PUNTUACIÓN: 9/10

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