sábado, 19 de marzo de 2016

BAJO SOSPECHA 2X10 LA CONFESIÓN



(contiene spoilers)

Muy buen episodio de "Bajo Sospecha" para finalizar la temporada, con el cierre del caso, una gran villana y unas interpretaciones espectaculares de María Botto e Israel Elejalde.

El episodio empieza con Víctor y Alain salvando a Gorka una vez que Victor consigue que Lidia le diga qué es lo que le inyectó  apelando a que su hijo no querría que su madre se pasase toda la vida en la cárcel.

Como en esta serie todo el mundo tiene poderes de curación sobrenaturales (y sino que se lo digan a Casas, aunque eso lo veremos más adelante), Gorka pasa de estar casi muerto a estar como una rosa y Vidal se lo lleva a comisaría para interrogarle.

Una vez allí un policía compañero de Victor de la academia, que no sabe que está infiltrado, le descubre ante Gorka, por lo que a partir de ahí Víctor dejará de aparentar ser simplemente un enfermero e interrogará normalmente (y quien dice normalmente, dice muy agresivamente) a Gorka.
Gorka asumirá todas las muertes y les contará que el doctor Legarra y él tenían montado un sistema, en el que les ayudaban Isabel y Natalia, para conseguir dinero operando a personas sin papeles fuera de horario laboral y a espaldas de doña Adela.

Según Gorka, a Isabel la mató porque le estaba chantajeando para no contarlo y acabar con sus carreras, lo mismo que a Catherine. Belén fue un daño colateral. Estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Además, también se responsabiliza del secuestro de su mujer, algo que hizo para que no sospecharan de él y en el que le ayudó un indigente/drogadicto que fue el que, por una cantidad de dinero, condujo la ambulacia que llevó a Sara hasta la cementera mientras él estaba operando.
Mientras tanto, en el hospital del chunguismo absoluto, tenemos una reunión en la azotea  (uno de los sitios en los que no hay micros) entre doña Adela, Natalia y Legarra.

Doña Adela piensa que Gorka es un débil y le va a contar a la policía todo lo que sabe y les va a arrastrar con él, por eso les dice a Legarra y a Natalia que deben permanecer unidos. Pero Natalia está hasta el gorro (y más desde que ha descubierto que Legarra la engaña con la otra enfermera) y les dice que no se piensa callar más y que porque no sabe quién es el asesino, que sino se lo contaría a la policía.

En paralelo vemos como Leduc por fin ha encontrado la conexión entre el hombre de raza negra, Nelson Diopp, cuyo nombre le dio una fuente anónima (que nosotros sabemos que es Natalia) y Catherine Le Monnier. Tres años antes, recien llegada a España, Catherine sufrió un atraco y Nelson Diopp salió en su defensa, recibiendo una puñalada por ello.
Sin embargo, a pesar de haber establecido la conexión, Leduc sigue bastante perdida en cuanto a qué tiene eso que ver con el caso.

En otro orden de cosas, Casas demuestra tener unos poderes de curación que riéte tú de Lobezno porque no sólo despierta sino que está lo suficientemente bien como para reincoporarse a la investigación después de tener la correspondiente escena emotiva con su hijo en que le vuelve a dar el reloj de su abuelo.

En serio, ¿dos días antes estaba al borde la muerte y ahora se reincorpora al trabajo como si nada hubiera pasado? No me extraña que Víctor sea un temerario. Con esos genes se lo puede permitir. Venga va, aceptamos pulpo como animal de compañía.

Por otro lado, la policía lleva a Sara (que por cierto tiene coartada para todas las muertes) para interrogarla a comisaría y allí se cruza con su marido, con el que pide hablar para que le diga a la policía donde enterró el cuerpo de Catherine (detalle que obstinadamente Gorka se ha negado a revelar).

Tras el encuentro de Gorka con su mujer, Victor (que cada vez está más claro que se le está acabando la paciencia), aprovecha un momento en el que está solo con Gorka en los calabozos para sacar su pistola, apuntar a Gorka y amenazar con matarle a menos que le diga donde está el cuerpo de Catherine (a estas alturas ya todos tenemos claro que Victor es el súmun de la profesionalidad *modo ironía off).

La localización del cuerpo no consigue encontrarla pero se las apaña para que Gorka le confiese lo que realmente pasó, que ya se intuía que no iba a ser exactamente cómo contó en su primera confesión.

En realidad, Legarra y él no tenían montada ninguna de red de operaciones ilegales. Sólo lo hicieron una vez, con Nelson Diopp y porque Catherine se lo pidió como un favor personal. Nelson era amigo de Catherine y le habían detectado un tumor que cada vez iba a peor pero como no tenía papeles ni dinero, no podían operarle de forma legal.

El problema es que Catherine (que al final ha terminado pareciendo Atila, por donde ella pasaba no crecía la hierba) no se informó bien del historial médico de Nelson antes de operarle. Es por esto que no sabía que estaba tomando anticoagulantes debido a una arritmia. Este detalle era crucial pero cuando se enteraron ya no pudieron hacer nada por Nelson que se desangró en la mesa de operaciones.

Una vez muerto Nelson, Legarra, Gorka y el resto deciden ocultar su muerte (algo en lo que les ayudará doña Adela con su chanchullo de enterramientos ilegales) para que nadie sufra las consecuencias. Es entonces cuando Catherine entra en pánico y empieza a liarse parda.
Gorka piensa que Isabel va a delatarles y por eso decide secuestrarla (ayudándose de la escopolamina). Su intención era sólamente asustarla pero se le va la mano e Isabel acaba muerta.

Gorka insiste en que Catherine está muerta y también que mató a Belén, algo en lo que se recrea bastante. Parece evidente que Gorka quiere que Victor le mate, pero cuando éste está a punto de perder el control, aparecen más policías y consiguen reducirle. Eso si, son un poco incompetentes y se dejan la pistola de Víctor en el suelo, algo que aprovecha Gorka para suicidarse cuando los policías se llevan a Victor.

A Leduc casi le da un parraque (en serio, cada vez la entiendo más, menuda panda de incompetentes) porque por culpa de Victor hayan perdido al único testigo de toda la investigación (por no hablar del marrón de que haya muerto en dependencias policiales y utilizando el arma de un policía).  De hecho, Leduc le dice que lo de Victor le supera y que sea Casas el que lidie con todo el asunto.

De todas formas, no todo parece estar perdido ya que a nuestros intrépidos investigadores se les ocurre una idea bastante interesante: Ocultar el suicidio de Gorka y hacerle creer a todo el mundo que ha contado todo. De esta forma, sus complices posiblemente cometan un error que le permita al equipo dar con ellos.

Esto demostrará ser un buen plan ya que gracias a esto pillarán a doña Adela, Legarra y Natalia en una de sus reuniones maquiavélicas en la azotea conspirando para hacer desaparecer pruebas. Aquí Victor se da el gusto de detenerlos a todos.

Por cierto, ninguno de estos tiene ni idea del asunto de la desaparición de Catherine. Vamos, que Legarra ha sido un Red Herring en toda regla (cuando alguien es tan aparentemente culpable en un procedural normalmente suele terminar no siéndolo).

Finalmente, nuestro equipo mixto de investigación terminará dando con el verdadero cómplice de Gorka, que no es otro que su mujer Sara, a la que consiguen relacionar con Matias, el drogadicto que ayudó a Gorka en el secuestro de su mujer, ya que era uno de sus pacientes.

Matias había aparecido muerto poco después del "secuestro" de Sara y una autopsia revela que su muerte se debía a una papelina de heroína a la que habían añadido otra droga. La combinación de ambas drogas resultaba letal.

Además, Matias era justo el paciente que le daba la coartada a Sara para el asesinato de Belén y Catherine (que a estas alturas la audiencia ya sabe que está viva y secuestrada en la cementera donde encontraron a Sara, algo que la policía aún no sabe).

La policía triangula el móvil de Sara en la cementera y Alain y Victor llegan a tiempo de evitar que Sara mate a Catherine.

En comisaría, tras informar a Sara de que su marido se ha suicidado, Casas y Leduc consiguen por fin un relato claro y completo de todo lo que ha pasado, contado de forma totalmente analítica  y desapasionada. Vamos, que Sara es fría, calculadora y una gran villana (y María Botto se ha salido en este papel).

Cuando Gorka mató a Isabel, al llegar a casa, Sara se le encontró totalmente destrozado. Como a medida que pasaba la investigación, Gorka se ponía más y más nervioso (Sara repite la teoría de doña Adela de que Gorka es débil), a Sara se le ocurrió la idea de fingir su secuestro para que las sospechas no recayeran en él sino en un posible secuestrador/asesino en serie de mujeres.

Para ello, robaron una ampolla de escopolamina atribuyéndoselo a Legarra (todo esto sin saber nada de lo del parkinson), hicieron que Matias llevara a Sara a la ambulancia sin saber a quién estaba llevando y pagaron a Matias con la papelina adulterada (según Sara, Matias era una causa perdida y no tenía posible curación) para que llevara la ambulancia hasta la cementera. También vemos como a Sara se le ocurre la idea de grabar el mensaje en el oso de peluche del hijo de Isabel.

Una vez allí el plan era que Sara se inyectara un poco de escopolamina para despistar a la policía, pero se equivocó con la dósis, se cayó por las escaleras y se dio un golpe en la cabeza, de ahí que estuviera a punto de morir y el drama de su marido que la encontró así al llegar a la cementera pero que no pudo hacer nada para reanimarla y encima tuvo que huir al oir acercarse a la policía (Gorka era el hombre al que había estado persiguiendo Victor).

Más tarde, con Sara ya plenamente recuperada (me sigo reafirmando en los poderes milagrosos de curación de este hospital), Legarra habla con Gorka para informarle de que Catherine había llamado a Belén.

Es por esto que Sara y Gorka estaban esperando en el parking la salida de Belén del hospital suponiendo que se iba a reunir con Catherine, llevándose una sorpresa mayúscula cuando vieron aparecer a Belén con Catherine.

La idea de Gorka y Sara es hacer desaparecer a Catherine para que no se vaya de la lengua.
Gorka y Sara las siguen en su coche y una vez en el motel, en la escena que vimos desde el punto de vista de Catherine, vemos como Gorka la está esperando cuando va a buscar hielo.
Catherine le pega una patada a Gorka y consigue huir pero se encuentra con Sara que la deja inconsciente utilizando nuevamente la escopolamina (hay que ver lo útil que es). Los gritos de Catherine alertan a Belén que sale de la habitación y ve lo que está pasando.

Gorka y ella entran en la habitación y cuando Gorka va a atacarla, Belén coge una lámpara y le atiza con ella dejándole nuevamente en el suelo (hay que ver la de golpes que se lleva Gorka en este episodio). Sin embargo, cuando Belén va a huir se encuentra con Sara que es la que le clava el bisturí y la mata, no Gorka.

Una vez huyen de allí, Sara le encarga a Gorka que mate a Catherine pero éste no es capaz y se limita a dejarla en la cementera. Es por eso Gorka le dice a su mujer que la ha mentido y la ha fallado cuando se ven en comisaría.

A todas estas, Sara ha narrado esto con una frialdad escalofriante, lo que les hace a Casas y Leduc preguntarle si no tiene remordimientos por todo lo que ha hecho. Según ellos, su marido si los tenía, de ahí su suicidio.

Sara, de nuevo muy friamente, les dice que evidentemente no es plato de gusto haber cometido tantos actos horribles pero toda  la culpa es de Catherine. Si no hubiera montado el lío de la operación ilegal y luego se hubiera asustado, amenazando con denunciarles a todo, nada de esto habría pasado. Ella tuvo que elegir entre Catherine y su marido y evidentemente eligió a su marido.

Cuando salen de la sala de interrogatorios, Catherine se acerca a Casas y a Leduc para agradecerles todo lo que han hecho por ella. Aunque casi que más le valdría no haberlo hecho porque Casas se pone en modo chungo y la hace parcialmente responsable de todo lo que ha pasado por no haber acudido a la policía desde el principio y la verdad es que Casas tiene razón, las cosas como son.

Como si Catherine no tuviera suficiente con lo que le acaba de decir Casas, aparece su castrante madre, a la que deja con un palmo de narices largándose en cuanto aparece. Eso si, antes le dice que si la hubiera tratado de otra manera, a lo mejor ella le habría dicho lo que estaba pasando.

Con el caso resuelto, Leduc y Alain vuelven a Francia no sin antes despedirse de Casas, Vidal y Victor. Especialmente cariñosa es la despedida entre Victor y Alain que se han hecho amiguísimos de la muerte.

Finalmente, vistos la cantidad de chanchullos por metro cuadrado que allí se producían termina siendo cerrado.

El episodio termina con Victor montándose en un coche de forma muy molona después de haberse dado un abrazo larguísimo con su padre.

Y hasta aquí llega la segunda  temporada, aún sin saber si tendremos una tercera (las audiencias han terminado siendo más bien discretitas).

El episodio me ha gustado mucho. Vale que quizá no haya sido un final de "¡No me lo esperaba para nada!", pero al menos la secuencia de acontecimientos ha cuadrado, la historia me ha resultado medianamente lógica (salvo las recuperaciones milagrosas de todo el mundo no ha habido demasiados momentos de suspension of desbelief) y Maria Botto e Israel Elejalde han estado espectaculares y han vendido muy, muy bien sus personajes.

De hecho, al final le he terminado comprando a Sara el argumento de "la culpa de todo es de Catherine", porque la verdad es que ella no habrá matado a nadie, pero ha ido sembrando el caos y la destrucción allí por donde pasaba. Menuda petarda.

Tremenda villana, fría y calculadora, que ha resultado ser Sara. Con qué serenidad y frialdad ha contado toda la historia y aceptado que la habían pillado.

Por cierto, no deja de ser curioso de que nos hicieran creer durante media serie que Legarra era el malo, maloso, frío y calculador para terminar siendo un pringado que realmente no se enteraba de nada.

Algo que me ha gustado mucho esta temporada y en lo que han mejorado sustancialmente con respecto a la anterior, ha sido que además de contratar a actores muy buenos, han permitido a esos actores muy buenos lucirse y les han dado material para ello.

Luisa Martín, María Botto, Israel Elejalde, Jose Luis García Pérez o Gonzalo de Castro son estupendos y han estado estupendos también porque el material se lo ha permitido y justamente la mayoría de las tramas importantes de la serie han caído sobre ellos en lugar de otros actores más flojitos. Bien visto por parte de los  guionistas.

También me ha encantado Hugo Bécker. Alain se ha convertido en mi personaje favorito de la temporada y su relación con Víctor (que no me ha caído tan bien como Alain ya que ha tenido momentos francamente estupidos en los que se hubiera merecido un par de collejas) ha sido una de mis partes favoritas de la serie. Mucho más fan de esta pareja que de Victor y Belén (que se lleva el premio a personaje más insoportable de la serie compartido con Legarra).

Otro que ha molado mucho ha sido Vidal, pero es que Vidal ya molaba la temporada pasada, aunque hay que reconocer que en esta ha alcanzado cotas superiores de molonidad con sus zascas y su relación de odio-odio con Leduc. Además, hemos visto que también tiene su corazoncito medio adoptando a Victor.

Casas me sigue pareciendo un rancio pero rancio, rancio. Vale que quiere a su hijo y estuvo muy bien que les apoyara a él y a Vidal contra Leduc, costándole incluso su puesto, pero es que el hombre es tan seco, tan sieso... que no consigo empatizar con él.

Algo parecido me pasa con Leduc que si, que es muy profesional pero también es una borde y una trepa de cuidado.

En conclusión, creo que, aunque la resolución del caso no haya sido tan sorprendente como la del año pasado, me ha gustado bastante más cómo han llevado la serie esta temporada que la pasada y he visto mucho mejor a todos los actores.

Espero que haya una tercera temporada aunque ahora mismo no soy demasiado optimista, la verdad.

LO MEJOR: Maria Botto e Israel Elejalde, ambos estupendos

LO PEOR: Que la resolución del caso haya sido poco espectacular

PUNTUACIÓN: 9.5/10

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