(contiene spoilers)
Episodio entretenido pero sin ser nada del otro mundo de Castle esta semana. Muy centrado en el caso de la semana, no hemos tenido ningún avance en la trama principal de la serie.
El episodio empieza con Castle, Beckett, Martha y Alexis cenando en el apartamento. Cuando terminan, Beckett se ofrece a fregar los platos, pero Martha y Alexis insisten en que no se preocupe, que ya lo hacen ellas. También le han comprado a Castle su helado favorito como postre.
Beckett le comenta a Castle lo serviciales y pendientes de él que están Martha y Alexis desde que volvió. Pareciera como si quisieran recuperar el tiempo durante el que Castle estuvo perdido. Beckett le dice a Castle que hable con ellas, pero éste no tiene mucha intención de hacerlo porque está encantado de que le mimen.
Mientras Castle y Beckett comen el helado especial que han comprado Martha y Alexis, llaman a Beckett por teléfono. Han encontrado un cadáver.
El caso de la semana se centra en Anton, un chico de 22 años originario de una pequeña región de Georgia, que llevaba tiempo con sus padres viviendo en Nueva York donde tenían una furgoneta de venta de helados que es donde ha aparecido el cadáver de Anton.
Los padres de Anton no se explican por qué han asesinado a su hijo, ya que era un chico tranquilo y responsable que incluso había empezado a ir a la escuela nocturna para sacarse un título universitario.
El siguiente paso del equipo es ir a preguntar a la profesora que le daba clases. Al hablar con ella, ésta les dice que había visto a Anton más nervioso los últimos días y al comprobar su ordenador de clase, descubren que el último día Anton había borrado todos sus trabajos.
Investigando la escena del crimen, Ryan descubre, por la trayectoria de las manchas de sangre, que había una persona escondida en la furgoneta cuando Anton fue asesinado. Además, Ryan también encuentra una autorización perteneciente a un niño de una escuela primaria próxima al lugar del crímen. En concreto un niño de la clase de la señora Ruiz. Sin embargo, la autorización no dice quién es el niño o la niña. Tienen un testigo del asesinato pero no saben quién es.
En paralelo, Espósito y Ryan descubren que Anton estaba relacionado con un antiguo policía que también había sido asesinado el día anterior. Parecían tener algún tipo de negocio entre manos, pero el equipo aún no sabe de qué podría tratarse. En este asunto también participaba otro chico de origen georgiano llamado Dimitri, con historial criminal y según los padres de la víctima, amigo de la infancia de Anton. Cuando Dimitri también aparece asesinado, el equipo empieza a pensar que Anton debía estar relacionado con un asunto bastante turbio.
Castle y Beckett van a la escuela primaria para intentar encontrar al testigo del crimen, pero tras una primera ronda de preguntas, ninguno de los niños de la clase de la señora Ruiz les dice nada.
Es entonces cuando dan un giro a la investigación y deciden que para tratar con niños de ocho años necesitan a alguien que piense más o menos como ellos. Evidentemente la opción lógica es Castle, para horror de la señora Ruiz, que no está nada contenta de que Castle interrumpa sus clases.
Castle intenta una aproximación sútil, pidiéndoles a los niños que escriban una redacción acerca de cualquier cosa que se les ocurra. Como escritor que es, Castle piensa que si alguno de los niños ha sufrido una experiencia traumática (y presenciar un asesinato está en lo más alto de la lista de experiencias traumáticas de cualquiera), lo va a reflejar directa o indirectamente en lo que escriba.
Sin embargo, Castle no tiene suerte ya que no encuentra nada en las redacciones de los niños ni remotamente parecido a lo que estaba buscando.
Además, la relación de Castle con la mayoría de los niños, sorprendentemente no es demasiado buena. Sólo parece que una niña llamada Amber le ha cogido cariño. Castle sospecha que ella puede ser la testigo y por ello intenta acercarse a él y contarle sus problemas.
Sin embargo, tras aceptar una invitación de Amber para jugar a las princesas, Castle descubre que de lo que Amber le quería hablar no tiene que ver con el asesinato de Anton sino con que un niño de su clase la insulta y amenaza. Castle le dice a Amber que tiene que hacer frente a ese niño.
Amber se toma el consejo de Castle al pie de la letra y en el siguiente recreo le pega un puñetazo al niño que la estaba acosando. Este niño, Ryan, es uno de los que peor se llevan con Castle y al enterarse de que Amber le ha pegado siguiendo el consejo de éste, promete decírselo a sus padres.
Los padres de Ryan son unos abogados bastante agresivos y el director les comenta a Castle y Beckett que por experiencia ya saben que no es bueno enfrentarse con ellos, por lo que le pide a Castle que no vuelva al colegio.
Cuando Castle va a despedirse de los niños, alguien le mete en el bolsillo un dibujo de un camión de helados. Parece que el testigo les ha intenado decir algo de forma indirecta.
Una vez se han ido al recreo los niños, la señora Ruiz, Castle y Beckett revisan los pupitres de los alumnos para ver si encuentran al niño cuyos dibujos coinciden con el dibujo que le han pasado a Castle.
Al final dan con el niño que, para sorpresa de todo el mundo no es otro que Ryan, la némesis de Castle.
Sin embargo, al hablar con Ryan, éste les confiesa que no fue él quien estuvo en la furgoneta de helados ese día sino su hermana mayor, que fue a recogerle al colegio esa tarde y que se desvío un momento para ir a hablar con el chico de la furgoneta que era amigo suyo.
Ryan no sabe qué pasó en la furgoneta, sólo que al volver a casa, su hermana estaba muy nerviosa y le pidió que no le dijera a nadie que habían ido a la furgoneta de helados ese día.
La hermana de Ryan resulta ser la profesora de la escuela nocturna de Anton. Es ella, que también estaba involucrada en el asunto, quien les cuenta el motivo por el qué habían sido asesinados Anton, Dimitri y el ex policía.
Anton y los otros se dedicaban a falsificar pasaportes para residentes de origen ruso o georgiano que vivían en la zona. Muchos de ellos habían llegado a Estados Unidos con la promesa de trabajo pero se habían encontrado trabajando para mafias que les habían quitado sus pasaportes, impidiéndoles volver a sus países.
Anton y la profesora, utilizando un software informático especial falsificaban los pasaportes. De hecho, ese era el motivo por el que Anton se había apuntado a la escuela nocturna y lo que hacía durante las clases (y por ello también había borrado sus trabajos del ordenador el último día).
Dimitri recibía las peticiones y cobraba el dinero y el ex policía (que había trabajado en el barrio y conocía la problemática de los inmigrantes) les conseguía los pasaportes en blanco sobre los que utilizar el software.
Pero un día, mientras hacía una de las falsificaciones en clase, Anton descubrió que una de las personas que quería un pasaporte nuevo era un criminal muy peligroso de su Georgia natal.
El criminal, al darse cuenta de que Anton y sus amigos podían reconocerle, los había matado a todos. El hombre es ciertamente peligroso ya que, cuando van a detenerle, ataca a Beckett, que forcejea con el un buen rato antes de conseguir librarse de él y poder detenerle.
Una vez el caso está resuelto, Castle habla con Alexis cuando llega al apartamento para decirle que no es necesario que Martha y ella están tan pendientes de él. Que entiende el motivo por el que lo hacen, pero que ya está de vuelta con ellas y pueden relajarse.
El episodio ha estado entretenido, pero realmente no ha pasado nada de relevancia para la trama principal y la única mención que ha habido de la desaparición de Castle ha tenido que ver con la parte de Martha y Alexis intentando recuperar el tiempo perdido con Castle.
El caso de la semana ha estado bien y nos ha permitido ver a Castle interaccionando con niños que, ha resultado divertido y ciertos momentos, adorable.
Pero vamos, poco más a destacar. Esperemos que el próximo episodio tenga algo más de sustancia.
LO MEJOR: Castle relacionándose con niños
LO PEOR: Lo intrascendente que ha sido el episodio
PUNTUACIÓN: 8/10
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